Mª José Sarmiento (La Vita)
La herbología, el estudio de las propiedades y aplicaciones de las plantas, siempre ha estado rodeada de polémica. Por un lado, la presión de una industria farmacéutica empeñada en desacreditarla —ya en 2001 se identificaban en fármacos 122 compuestos de origen vegetal—, por otro las reticencias de una sociedad que vive de espaldas a la pasiflora y la flor de sauco, que sueña con pétalos de rosas en habitaciones de hotel cinco estrellas y desconfía del té de ortigas, descongestivo, expectorante y antialérgico. Entre medias, nuestra protagonista del mes de diciembre, María José y su herbolario de la calle Joaquín Bau 3, un lugar en el que la sangre circula mejor —será porque es savia colorada—, las hierbas Mességué nos dan una mejor Vita —así se llama la tienda— y donde es posible contar con los más de cuarenta años de experiencia de esta barcelonesa con alma de flor nómada que intercambió la jara negra de la ciudad Condal por el nardo de estas costas.
A ella no le gusta reconocerlo pero Pepa —hay confianza; aquí en el barrio se atiende, nada de despachar— fue de las primeras en importar las bondades de un conocimiento que se remonta al principio de un tiempo salvaje y que poco a poco nos ayuda a sentirnos mejor y darle color a las recetas médicas. Y si ella anda por la tienda de la calle Alcalá pues ya se encargará de nosotros su hijo Max, un chico que ha heredado el amor edáfico por las hierbas recolectadas con ternura, del mismo modo que el maestro Maurice se nutrió de las enseñanzas de su padre Camille allá por la campiña francesa de hace más de un siglo.
Porque una cosa está clara: Pepa no para. A pesar del bache y el innombrable, de las calles y las terrazas a media asta y de una falta de luz que puede combatirse con una sonrisa, ella sigue con las mismas ganas que Dafne o Jane Colden por desentrañar los misterios de la tierra y sus frutos. Y es que los malos podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera que, solamente este año, comienza en el último mes del calendario. Diciembre, La Vita y Pepa, lo mejores guardianes de nuestro jardín interior.