Querido lector,
Tenemos el firme deseo de superar juntos esta pandemia que tanto nos está arrebatando. Queremos ofrecerte algo de luz en estas páginas para recuperar una chispa de esperanza, aprender, apreciar, defender lo que realmente importa y agradecer a tantas personas su coraje infatigable. Publicamos este nuevo número de Alexander en un momento en el que nuestro mundo se ha vuelto completamente del revés. Como se muestra en la portada, ya no somos capaces de ubicarnos en esta distopía indeseable de calles vacías, comercios heridos y bares ahogados.
Convivimos con la incertidumbre que asfixia los ánimos. Un año en el que mantener la cordura y la esperanza se convierten en necesarios actos diarios de valentía y coraje. Meses de esfuerzos extraordinarios para seguir adelante con las distancias y ausencias de familia y amigos. La alegría parece esconderse en una maraña de preguntas que solo nos llevan a más preguntas, en una disparatada espiral de dudas.
Nos toca vivir en el “más difícil todavía”, por eso queremos poner en valor nuestro compromiso con los valientes, con los que emprenden, los que ayudan, los que salvan vidas y con los que no se rinden. Los profesores que enseñan en tiempos de pandemia, los eternos suplentes esperando pacientes en el banquillo, los que arriesgan y los que combaten el ruido y el odio en las redes sociales, los que van contracorriente, los que sueñan con un mundo más justo y crean iniciativas solidarias para quienes les falta hasta lo más esencial…en definitiva, con los que cada día suman.
Una cena con amigos, un viaje improvisado, un fuerte abrazo o planear a largo plazo es un lujo que ahora no podemos permitirnos. Pero ¿acaso el futuro ha dejado de ser incierto alguna vez? ¿acaso el futuro ahora es más impredecible que antes? El futuro siempre ha sido y siempre será desconocido e incierto. Se hace más necesario que nunca desenfocar los miedos, tomar acción y adoptar pequeñas decisiones conscientes para afrontar los problemas como lo que son, no lo que imaginamos que pueden llegar a ser y ocupar nuestro valioso tiempo en proponer soluciones. Enfrentar esta realidad como un trampolín y no como un sofá porque la única certeza es que el día de mañana no estaremos aquí y mientras tanto en esta película nos ha tocado a todos el papel del héroe.