Hablar de Sacha son palabras mayores. A punto de cumplir 50 años, el restaurante sigue ajeno a modas y es, sin lugar a dudas, uno los mejores restaurantes de España. «En pocos sitios se come tan bien como en Sacha», es una frase que oímos a menudo.

Producto excepcional tratado con delicadeza en un ambiente de bistrot parisino. Abrió en 1972 y mantiene su toda su esencia. Un restaurante clave para entender la gastronomía madrileña del último lustro. La cocina de Sacha no defrauda nunca y es punto de encuentro de los que saben del buen comer, famosos, empresarios, políticos y chefs de toda España que llenan sus mesas a diario.

Sacha Hormaechea, hijo de Pitila y Carlos, fundadores del local, bautizaron esta casa de comidas con el nombre de su hijo. Hoy Sacha es alma, chef, ideólogo, patrón y tabernero de este pequeño bistrot con capacidad para 40 personas. Una persona inimitable que continúa regalando el paladar de su público con platos como la falsa lasaña de txangurro y erizo de mar, los riñones al ciboulete o el bocata de papada y trufa. Su espectacular la tortilla vaga, semicuajada por una cara que varía sus ingredientes dependiendo del día (finísimas morcillas, chorizos, piparras,..) es algo que no debes perderte. En Sacha encontrarás una experiencia gastronómica sin tonterías. Ostras escabechadas, raya a la manteca negra, mejillones suculentos, sardina en blanco, lentejas, tuétano, cocochas,…

Una curiosidad que él mismo nos contó: desde que se inauguró el restaurante todos, absolutamente todos los viernes tiene reservada una mesa de un grupo de amigos que no han fallado hasta el día de hoy.

Su terraza, al fondo del callejón, es un lugar tranquilo, escondido del ruido, un vergel en mitad de Costa Fleming perfecta para hablar, escuchar, divagar y sobretodo, disfrutar.